lunes, 2 de marzo de 2015

El reino de la oscuridad


Aunque lo parezca, eso del reino de la oscuridad no es el título de alguna película de terror. Se trata de otra película, eso sí, con final ingrato para los habitantes de Mérida: la que cada cierto tiempo muestra las acciones de las bandas que roban los cables de electricidad instalados en las principales avenidas, cables a los que luego, para la venta, les extraen el cobre.
Está demás decir que el cobre es un metal con gran valor en el mercado. En países como España, Argentina, Uruguay y Colombia, por ejemplo, se han hecho verdaderas cruzadas para intentar frenar el robo de cables. Es una lucha tenaz ya que, si bien la policía suele estar alerta, las bandas siempre esperan que los agentes del orden bajen la guardia para atacar.
Y así lo han hecho en Mérida en reiteradas ocasiones. Debemos recordar que en una oportunidad la empresa Tromerca dispuso de un plan de reposición de las líneas robadas y rescató de la oscuridad a varios tramos de la avenida Andrés Bello, en la ruta del trole.  Pero una vez más la oscuridad ha vuelto.
Pero eses tinieblas no son admisibles en una ciudad como Mérida, en la que el turismo se tiene como norte. La iluminación no es accesoria: es una prioridad. Además, tomemos muy en cuenta que no hablamos sólo desde el punto de vista de la estética urbana sino de un elemento crucial para poder alcanzar la seguridad.
Así las cosas, no sabemos si la gente de Tromerca podrá hacer frente una vez más a la oscurana que cubre nuevamente tramos de la ruta del trole, como por ejemplo en la zona de El Carrizal.
La Alcaldía de Libertador ha venido también haciendo reparaciones y arreglos en distintos sectores de la ciudad (fundamentalmente en Los Próceres) pero tales esfuerzos no serán suficientes si los cuerpos de seguridad no buscan maneras más efectivas de controlar el robo de cables que, de forma campante, sigue minando recursos, dinero e imagen a la ciudad.
No se trata de colocar un policía en cada poste del alumbrado para pillar a los delincuentes. Se supone que ante la insistencia de estos individuos en el negocio del cobre, ya deben saber cómo opera la policía (horarios, rutas, operativos) y por lo tanto las estrategias convencionales parecen estar alejadas de la efectividad que se aspira.
La Policía y otros organismos de seguridad, sabrán qué hacer al respecto. Sólo que, como ciudadanos, debemos advertir del problema y solicitar que la actuación se produzca antes de que el robo de cables llegue incluso a la más humilde de las callecitas.

No es un trabajo para lanzar dos operativos, tres paseos nocturnos, a ver a quién se captura. Se trata de una acción sostenida en el tiempo que demuestre que hay efectiva presencia policial y cuyos resultados logren disuadir a aquellos que persisten en quitarnos la claridad y traernos la oscuridad como si fueran los verdaderos hijos de las tinieblas.

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