lunes, 27 de octubre de 2014

La ciudad entre todos



Me sorprende que el alcalde de Mérida, Carlos García, acompañado por sus directores de gobierno y por varios asesores, tengan que salir en rueda de prensa a recodarle a las autoridades de la Gobernación del estado Mérida – entiéndase: políticamente distintos – que cualquier obra que se ejecute en la jurisdicción geográfica y política del Municipio Libertador, debe incluir la participación y notificación a las autoridades locales de lo que la persona, ente o empresa piensa construir, mejorar, arreglar o acondicionar.
¿Parece obvio verdad?, ¿Parece prudente verdad?... Pues lo obvio y lo prudente no calzan en esta historia y de allí que tengamos que ver escenas como las señaladas en el primer párrafo de este escrito: un alcalde que le pide al Gobernador algo así como: “Señor, usted está trabajando en el área donde yo también gobierno. Por favor, al menos avíseme lo que piensa hacer”.
Este incidente no es nuevo. Ya con la construcción del Gimnasio Vertical que se levanta a buen paso en los terrenos del estacionamiento de la Plaza de Toros de la ciudad, se produjo un toma y dame en los cuales el principal argumento del gobierno regional era que el alcalde se oponía a la obra por pura oposición barata, que no pensaba en los merideños y que estaba en contra de los deportistas y del propio desarrollo de Mérida.
Los argumentos del alcalde, en aquella ocasión, eran que no estaba en contra de un gimnasio pero que reclamaba aspectos como la no participación a la Alcaldía de la ejecución  de la obra y el desconocimiento que exhibía la Gobernación hacia la autoridad local, en cuanto a no mostrar el proyecto integro de la obra, más allá de que ésta fuese promovida por el propio gobernador.
Bien: en esta ocasión el escenario no es muy distinto. La Gobernación del estado Mérida está emprendiendo un plan de rescate de la calle 24, para convertirla, hasta donde sabemos, en un bulevar que conecte con Las Heroínas. Es una obra que creo que cualquier merideño aplaudirá debido a los positivos efectos urbanos que conllevará, además de convertir ese eje entra la Plaza Bolívar y Las Heroínas, en un icono turístico adicional para la Mérida.
Pero una vez más la Alcaldía reclama que no la han tomado en cuenta para semejante proyecto.
Si vemos este incidente en perspectiva, se entiende que las buenas intenciones no son suficiente respaldo legal para llevar adelante un proyecto. Por lo visto, de fondo, eso es lo que la Gobernación sostiene: la obra es positiva, es buena, le conviene a la ciudad…Por eso la hacemos y siendo así, no tenemos que tomar en cuenta la opinión del gobierno local, el de la ciudad de Mérida.
Ese argumento es bastante pobre porque cualquier obra, pública o privada, gana más involucrando en ella a la mayor cantidad de actores. Estoy seguro que con unas reuniones amplias y sin ningún otro interés que el de la ciudad, tanto la Alcaldía como la Gobernación pueden llegar a acuerdo fundamentales sobre lo que necesitamos los merideños.

Presumimos que tanto Alexis Ramírez como Carlos García desean el bien para Mérida y los merideños. Si ese es el punto de partida común… ¿Por qué no construir la ciudad entre todos?

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